La tradición de las muñecas se remonta a muchos años atrás, consiste en realizar un cábiro de madera forrado con papel dándole forma a la muñeca.
La cabeza va rellena de serrín de esta manera queda redondeada y se le añade sal para
que en el momento de la quema explote. Al anochecer, los niños la
pasean cantándole una canción hasta que llegan al lugar donde se queman a las doce de la noche el día de San Isidro.
Siguiendo con la tradición el taller de empleo "con sabor a pueblo" realizó su cocinera particular que también participó en el concurso que se realiza la actualidad.
A la cocinera no le faltaba detalle: gorro, mandil, espumadera y rodillo en la mano e incluso el reloj para medir el tiempo.
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